La presente redacción lisérgica, encabezada por redactorxs desasosegadxs y varios simios que saben palmotear máquinas de escribir -capaces de redactarte desde un guión a un flyer- se hacen eco de la presentación de el volúmen "102 razones para recordar a Fermín Salvochea".
Sin que los Cien mil hijos de Fermín hayan declarado aún nada, esta redacción se congratula de este hecho culturalmente simbólico dentro del panorama editorial de la vieja -y a punto de morir de asco propio y teofilismo-ciudad que vio nacer, crecer, intentar sacar a subasta la custodia del corpus para comprar armas y morir a Don Fermín. Insistimos. Esta redacción celebra la aparición de dicho volúmen de ensayos, vamos a llamarlo, unitario. No conocemos los criterios de selección de los loadores y loadoras de Bigote pero esta redacción se hace varias preguntas que quizá tengan respuesta una vez hayamos leído los textos antologados para no olvidar al alcalde. ¿Realmente la alcaldesa de la ciudad puede entrar a valorar al que estableció la jornada máxima de ocho horas para los obreros (a quienes aumentó sus salarios mínimos), al que llegó a abolir el servicio militar forzoso y los impuestos sobre los productos elementales de consumo, como pan y jabón?¿Qué loable esfuerzo retórico para celebrar la memoria de aquel que estableció la enseñanza gratuita para todos y convirtió edificios ruinosos en ateneos obreros. que se enfrentó abiertamente a la Iglesia Católica, que prohibió los signos externos de ostentación de toda religión, prohibiendo la enseñanza a los colegios religiosos, retirando de las calles los signos externos de su fe y, por cierto, declarando civil el cementerio? ¿Qué tiene que argumentar en el empaquetado discurso "socialista" la insigne ministra de Alcalá de los Gazules sobre aquel que dormía sobre una mesa?
Quizá esta redacción piense que un homenaje "unitario" es de lo malo lo mejor, que ya es que se presente un libro así. Pero el pero esombrece la celebración de la memoria de Don Fermín. Qué cosas.
Sin que los Cien mil hijos de Fermín hayan declarado aún nada, esta redacción se congratula de este hecho culturalmente simbólico dentro del panorama editorial de la vieja -y a punto de morir de asco propio y teofilismo-ciudad que vio nacer, crecer, intentar sacar a subasta la custodia del corpus para comprar armas y morir a Don Fermín. Insistimos. Esta redacción celebra la aparición de dicho volúmen de ensayos, vamos a llamarlo, unitario. No conocemos los criterios de selección de los loadores y loadoras de Bigote pero esta redacción se hace varias preguntas que quizá tengan respuesta una vez hayamos leído los textos antologados para no olvidar al alcalde. ¿Realmente la alcaldesa de la ciudad puede entrar a valorar al que estableció la jornada máxima de ocho horas para los obreros (a quienes aumentó sus salarios mínimos), al que llegó a abolir el servicio militar forzoso y los impuestos sobre los productos elementales de consumo, como pan y jabón?¿Qué loable esfuerzo retórico para celebrar la memoria de aquel que estableció la enseñanza gratuita para todos y convirtió edificios ruinosos en ateneos obreros. que se enfrentó abiertamente a la Iglesia Católica, que prohibió los signos externos de ostentación de toda religión, prohibiendo la enseñanza a los colegios religiosos, retirando de las calles los signos externos de su fe y, por cierto, declarando civil el cementerio? ¿Qué tiene que argumentar en el empaquetado discurso "socialista" la insigne ministra de Alcalá de los Gazules sobre aquel que dormía sobre una mesa?
Quizá esta redacción piense que un homenaje "unitario" es de lo malo lo mejor, que ya es que se presente un libro así. Pero el pero esombrece la celebración de la memoria de Don Fermín. Qué cosas.
ese Teo quitando el cuadro de Fermín... que falsos son, y que mancha de hijos de puta, cojones ya!
ResponderEliminarTuve a bien asistir a tal acto, aunque llegué algo tarde gracias a Don Pepe Blas pues tardé como algo así de media hora en aparcar mi utilitario, y eso que todos los estacionamientos eran de pago. Me encontré un atestado patio de Diputación, entonces entrome una tremenda alegría al comprobar el cariño que aún le dispensa tanta gente en Cádiz. A continuación tras acoplarme al final del “oratorio” me entró la duda si me había equivocado de lugar pues la concurrencia era cuanto menos desconcertante, ¿qué coño hace éste aquí?, se me escapó en mi mente. La Sra. Martínez Sainz no estaba presente pero si una circunspecta representación. Don Carlos Díaz, veterano alcalde que aunque lo ha hecho bueno Doña Teófila no se puede decir que tuviese la misma convicción ni fuerza que el Bigote tuvo para defender los intereses de la bella ciudad de Cádiz (cuartetéramente). Y demás periodistas que escriben al dictado y que tan poco espíritu crítico demuestran con el poder, y que además continúan bajo el apagón informativo que se ha impuesto sobre los ERE's encubiertos en los distintos medios de comunicación locales. Sindicalistas verticalistas acomodados estratégicamente. Y demás fauna poco progresista en el mejor de los casos. No sé si está será la mejor manera de honrar la memoria de Salvochea. Luego tras ojear la lista de columnistas (eufemísticamente) de la obra que se presentaba comprendí un poco todo, no sé, sólo faltaba que el prólogo lo hubiese hecho Jiménez Losantos (ya puestos). Eso sí, también, veteranos anarquistas gaditanos y varios jóvenes miembros de las Brigadas Amarillas. La CGT asimismo estuvo presente. Tras el ágape gratuito con el que se suele premiar a los asistentes se dio por concluido el acto.
ResponderEliminarEn la tradicional ofrenda que se hace en su tumba sólo aparecen los cuatro o cinco sugestionados herederos de la filosofía política de Fermín.
Porca miseria, debía de haber llovido como el día de su funeral para remojar las conciencias infecundas. Y nos lo siguen matando…
Salud. Menos conventos y más plazas públicas para el pueblo.
por cierto, gran post camarraden!
ResponderEliminarNo, si ya veréis que con un poco de tiempo, Salvochea acabará siendo canonizado por la socialdemocracia y despojado de su ideario anarquista y anticlerical. Dirán que fue un demócrata de toda la vida, un alcalde progresista y liberal, como Carlos Díaz o Teófila Martínez mismamente.
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