Simone Righi, de 39 años, responde al teléfono desde Bolonia (Italia) con voz alegre al ver un número de España: "Pronto? Estos días le llegan desde España multitud de muestras de apoyo a raíz de la sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz, notificada el 2 de febrero, que lo condena a cuatro años y medio de prisión por un supuesto intento de agresión, que él niega rotundamente, a la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez (PP). "Lo repetiré hasta que me muera. Nunca agredí a nadie. Sólo grité mi dolor mientras enseñaba una foto de Holly muerta. ¡Habían matado a mi familia!", explica mientras se prepara para comenzar su jornada de trabajo como tatuador.
¿A qué familia se refiere? A Holly, Vito y Maggie, sus tres perros. Simone los dejó en septiembre de 2007 en la perrera El Refugio, en Puerto Real (Cádiz), sin saber que poco después se convertiría en la primera perrera de España en ser cerrada por orden judicial por el exterminio masivo de animales con Mioflex, un paralizante muscular que provoca una lenta agonía por asfixia. Nunca volvió a ver con vida a Holly, Vito e Maggie. Sólo llegó a encontrar el cadáver de la primera, congelado.
El 7 de octubre de 2007 Simone se sumó a la manifestación de 2.000 personas que protestaban en Cádiz contra el ayuntamiento por colaborar con la perrera. Ese día cambió su vida. "Vi pasar por delante mía a la alcaldesa en medio del jaleo. Yo estaba gritando, pero no hice nada. No hice ningún gesto violento. Sólo mostraba la fotografía y gritaba", explica.
La sentencia dice que Simone insultó a la alcaldesa y "avanzó" hacia ella "con la firme intención de agredirla, abalanzándose y encontrando en su camino al concejal Ignacio Romaní, al que empujó con ambas manos". "Seguidamente tiró un puñetazo a la alcaldesa, cuyo impacto fue evitado por un escolta [que puso el antebrazo]", añade el fallo.
Hay multitud de fotografias y vídeos de la detención de Simone. Pero ninguno del supuesto intento de agresión
Hay multitud de fotografias y vídeos de la contundente detención de Simone. Pero ninguno del supuesto intento de agresión, ni de la resistencia a los policías. La alcaldesa identificó a Simone en una rueda de reconocimiento. Dijo que era el individuo que se dirigió hacia ella para agredirla. No obstante, en el juicio su identificación fue vacilante. "Al fiscal le dijo que no lo pudo reconocer bien y a la acusación particular le dijo que no tenía dudas. A mí me dijo que lo identificó. ¡Claro que lo identificó, su cara había salido en todos los medios!", afirma Ignacio Quintana, abogado de Simone. Incluso la Fiscalía, que antes del juicio pedía diez años de prisión, reconoció que había dudas sobre la identificación. Una periodista, Silvia Tubio, afirmó haber acompañado a Simone durante toda la manifestación y dijo que no agredió a nadie.
Pero fue condenado. La sentencia da verosimilitud al relato de la alcaldesa, el concejal Romaní y los policías locales y recoge además que Simone sabía que Martínez era una autoridad en el ejercicio de su cargo, por lo que estima el delito de atentado. También lo condena a seis meses de prisión por resistirse a la detención y a 120 días de multa a seis euros al día por lesiones a los policías. "Ni agredí ni me resistí. Llegaré hasta Estrasburgo si es necesario para demostrarlo", afirma Simone. Para evitar el ingreso en prisión, la defensa de Simone, ejercida por Ignacio Quintana, ha recurrido al Tribunal Supremio "ante la falta de apreciación de las pruebas presentadas por la defensa", como un vídeo que recoge imágenes de la detención y el testimonio exculpatorio de la periodista. La sentencia ni siquiera hace referencia la declaración de esta profesional.
"España ha perdido una oportunidad para hablar sobre cómo se trata aquí a los animales, que es el origen de todo esto", afirma. Y añade con una mezcla de malicia y amargura: "Curiosamente a los responsables de la perrera todavía no los han juzgado". Simone dice estar "afectado psicológicamente". "Todo esto me está trastornado. Pasé dos meses en prisión preventina. Pero es peor esta incertidumbre. Me han quitado el pasaporte. No puedo concentrarme en mi vida. Esto me quita la energía. Ahora bien, lucharé hasta el final. Esta locura tendrá que terminar", cuenta. Asociaciones de defensa de los animales como Prodean y amigos de Simone han convocado una concentración en su apoyo en Cádiz el 19 de febrero.
¿A qué familia se refiere? A Holly, Vito y Maggie, sus tres perros. Simone los dejó en septiembre de 2007 en la perrera El Refugio, en Puerto Real (Cádiz), sin saber que poco después se convertiría en la primera perrera de España en ser cerrada por orden judicial por el exterminio masivo de animales con Mioflex, un paralizante muscular que provoca una lenta agonía por asfixia. Nunca volvió a ver con vida a Holly, Vito e Maggie. Sólo llegó a encontrar el cadáver de la primera, congelado.
El 7 de octubre de 2007 Simone se sumó a la manifestación de 2.000 personas que protestaban en Cádiz contra el ayuntamiento por colaborar con la perrera. Ese día cambió su vida. "Vi pasar por delante mía a la alcaldesa en medio del jaleo. Yo estaba gritando, pero no hice nada. No hice ningún gesto violento. Sólo mostraba la fotografía y gritaba", explica.
La sentencia dice que Simone insultó a la alcaldesa y "avanzó" hacia ella "con la firme intención de agredirla, abalanzándose y encontrando en su camino al concejal Ignacio Romaní, al que empujó con ambas manos". "Seguidamente tiró un puñetazo a la alcaldesa, cuyo impacto fue evitado por un escolta [que puso el antebrazo]", añade el fallo.
Hay multitud de fotografias y vídeos de la detención de Simone. Pero ninguno del supuesto intento de agresión
Hay multitud de fotografias y vídeos de la contundente detención de Simone. Pero ninguno del supuesto intento de agresión, ni de la resistencia a los policías. La alcaldesa identificó a Simone en una rueda de reconocimiento. Dijo que era el individuo que se dirigió hacia ella para agredirla. No obstante, en el juicio su identificación fue vacilante. "Al fiscal le dijo que no lo pudo reconocer bien y a la acusación particular le dijo que no tenía dudas. A mí me dijo que lo identificó. ¡Claro que lo identificó, su cara había salido en todos los medios!", afirma Ignacio Quintana, abogado de Simone. Incluso la Fiscalía, que antes del juicio pedía diez años de prisión, reconoció que había dudas sobre la identificación. Una periodista, Silvia Tubio, afirmó haber acompañado a Simone durante toda la manifestación y dijo que no agredió a nadie.
Pero fue condenado. La sentencia da verosimilitud al relato de la alcaldesa, el concejal Romaní y los policías locales y recoge además que Simone sabía que Martínez era una autoridad en el ejercicio de su cargo, por lo que estima el delito de atentado. También lo condena a seis meses de prisión por resistirse a la detención y a 120 días de multa a seis euros al día por lesiones a los policías. "Ni agredí ni me resistí. Llegaré hasta Estrasburgo si es necesario para demostrarlo", afirma Simone. Para evitar el ingreso en prisión, la defensa de Simone, ejercida por Ignacio Quintana, ha recurrido al Tribunal Supremio "ante la falta de apreciación de las pruebas presentadas por la defensa", como un vídeo que recoge imágenes de la detención y el testimonio exculpatorio de la periodista. La sentencia ni siquiera hace referencia la declaración de esta profesional.
"España ha perdido una oportunidad para hablar sobre cómo se trata aquí a los animales, que es el origen de todo esto", afirma. Y añade con una mezcla de malicia y amargura: "Curiosamente a los responsables de la perrera todavía no los han juzgado". Simone dice estar "afectado psicológicamente". "Todo esto me está trastornado. Pasé dos meses en prisión preventina. Pero es peor esta incertidumbre. Me han quitado el pasaporte. No puedo concentrarme en mi vida. Esto me quita la energía. Ahora bien, lucharé hasta el final. Esta locura tendrá que terminar", cuenta. Asociaciones de defensa de los animales como Prodean y amigos de Simone han convocado una concentración en su apoyo en Cádiz el 19 de febrero.
del "Público".
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